26 años de dolor

Para algunos “recién” pasaron 26 años…para otros “ya” hacen 26 años desde que nuestro querido y honorable presidente Leopoldo Fortunato Galtieri dijo aquella frase, que significó un antes y un después para nuestro país: “Si quieren venir, que vengan…les presentaremos batalla”. Luego, jóvenes argentinos partieron rumbo al sur, con paupérrimas armas y tuvieron que convivir con el hambre, la soledad y la tristeza que representa una guerra; y peor aún con el frío inigualable propio de un lugar como las actuales “Falkland Islands” (Islas Malvinas). Lejos de sus familias y amigos, sufriendo sin entender porqué.
Mientras que el resto del país donaba comida, ropa, etc. Los medios informaban gratificantemente la superioridad de nuestros flamantes jóvenes…claro que la realidad era otra: Nuestros representantes, derrotados por las condiciones, no podían hacer frente a los soldados ingleses que contaban con mejor estado físico, mejor preparación, armas novedosas, abrigos, cascos…cosas consideradas indispensables, que nuestros soldados carecían.
Cualquiera creería que este texto está destinado a contar una vez más las peripecias vividas por argentinos…como vos…como yo. Pero lamento desilusionarlos, la única intención es honrar a aquellos combatientes que dieron la vida por su patria, y entender que todo acto tiene una consecuencia…
¿Como es posible pensar que un hombre alcohólico puede manejar un país? ¿Cómo a nadie se le ocurrió no dejar salir al balcón en ese estado a Galtieri? Quien, debido al estado de nuestro país y el nivel de alcohol en su sangre, no tuvo mejor idea que amenazar a Inglaterra y decidir que Argentina debía combatir en un enfrentamiento armado de ese tipo.
Errores cometemos todos, pero un asesinato de ésta índole no merece perdón. Las familias de aquellos que no pudieron volver de la guerra aún sufren porque saben que fue una guerra sin sentido y sin ningún provecho.
No olvidemos a estos ejemplares argentinos que sufrieron por lo que consideraban suyo. Y mantengamos presente a los cientos de almas perdidas por la estúpida decisión de uno de los tantos gobernantes que paso por nuestro suelo.
Gracias a Dios esta guerra que pretendía mejorar la imagen de los militares en la política Argentina, significó el final de la época más negra en nuestro país.
Nunca olvidemos este día que es mucho más que un simple feriado.

Sabrina Prieto